domingo, 8 de diciembre de 2013

Homeopatía y efecto placebo

Homeopatía y efecto placebo


El pasado martes 3 de diciembre se hizo pública la noticia de que los productos homeopáticos iban a ser regulados por el ministerio de Sanidad. Esta noticia, ha tardado más de dos décadas en llegar puesto que fue a principios de los años 90 cuando se abrió una disposición transitoria que permitía la comercialización de estos productos. Desde esa disposición los productos homeopáticos se distribuyen legalmente en España. Sin embargo, lejos de lo que cabria considerar solo 12 de los miles de estos productos están completamente registrados en el mercado.
Sin embargo la cuestión es ¿esto es bueno no?
Para responder a la pregunta primero hay que conocer que es la homeopatía. La homeopatía como tal fue inventada en el siglo XVIII por Christian Hahnemann, un médico que postuló la idea de que las cosas que causan síntomas similares a una enfermedad en un individuo sano, pueden ser usadas para tratarla en un individuo enfermo. Esto lo postulo al darse cuenta de que cuando ingería quinina, tenia síntomas similares a las fiebres que se trataban con la misma. Intentando llegar a alguna conclusión, diluía cada vez más la quinina en agua y observaba que los síntomas de su ingesta mejoraban con cada dilución. Pero lo que él no sabía era que era alérgico a la quinina.


 Hoy dia la homeopatía se comercializa con los mismos principios: Lo similar cura lo similar y cuanto más se diluye una substancia mayor es su efecto curativo. La razón que se atribuye a este efecto al diluir es a un efecto que han llamado la memoria del agua, de forma que al agitar los compuestos transmiten sus características al agua. Pero ¿Cómo se realizan estas diluciones? Para ello se toma una parte de la sustancia original y se diluye con 100 partes de agua, de forma que tendremos una dilución llamada 1CH (por Christian Hahnemann). Si repetimos este proceso tendremos una dilución 2CH y asi sucesivamente. A resumidas cuentas, cuando mayor es el número, mayor es la dilución y según la homeopatía mayor es el efecto.

A resumidas cuentas, según la homeopatía si tomamos una gota de café, y la llevamos a una dilución 50CH tendríamos un tratamiento contra el insomnio (ya que la cafeína lo provoca). Sin embargo, si echáramos una gota de café en el océano, tendríamos mucho mas café en todo el océano que en una pastilla 50CH.
Sin embargo a pesar de que contradice la lógica, la gente continua usándola y afirma que sus efectos son reales y positivos, de hecho incluso se comercializa. No comercializarían nada peligroso ¿verdad?


Ciertamente no es directamente peligrosa y la homeopatía presume de no tener efectos secundarios como la medicina, lo cual hace que mucha gente decida usarla. No obstante la razón es que la homeopatía no tiene efectos secundarios porque no tiene efecto alguno. Se comercializa porque al realizar diluciones tan altas no puede causar ningún efecto al no haber nada más que agua. Por desgracia, sino bastaría con tirar una medicamentos homeopáticos al mar y esperar a que las enfermedades de todo el globo desapareciesen. Sin embargo, si la gente la usa, la ha probado y dice que funciona ¿no será que funciona y la ciencia no lo acepta?

Para eso, tenemos que remitirnos al
efecto placebo. Este efecto es un fenómeno psicológico que hace referencia al conjunto de consecuencias que produce una sustancia que no tienen relación con su acción directa, sino con lo que el que la consume o administra piensa que le puede producir. Este efecto tiene principios similares a la explicación de por qué funciona el “cura sana” ya que el mero contacto humano o la creencia de que algo te alivia puede contribuir al hecho mismo de que te alivie. Este efecto es muy curioso, de hecho se ha estudiado ampliamente y se ha descubierto que las inyecciones de Suero fisiológico son más efectivas que la ingesta oral de píldoras, y estas últimas mejores que la de pastillas. Incluso el sabor, color, tamaño o incluso dolor pueden aumentar el efecto.
Esto se sabe ya que cuando se trata a un grupo de personas con pastillas que no tienen principio activo sin saberlo y a otro grupo no se le trata los resultados son que el grupo tratado con placebos mejoran mas que el grupo que no ha sido tratado. Incluso pueden obtenerse estos resultados si saben que toman un placebo. De hecho el placebo es tan poderoso que funciona incluso en niños y animales cuando la persona que los trata piensa que lo que utiliza tiene una función. Por eso cuando se estudia un medicamento se analiza mediante un procedimiento llamado de “doble ciego”: A un grupo se le administran  placebos y a otro el medicamento y ni el paciente ni el experimentador saben que está consumiendo cada uno. Incluso cuando se analizan los resultados, no se sabe quien consume el medicamento hasta que no se llega al resultado final.

Volviendo al tema, la razón por la que sabemos que no funciona (aunque sea por razones desconocidas) es que cuando los productos homeopáticos se analizan en busca de efectos se hacen dos grupos de pacientes, a uno se le trata con homeopatía y a otro con placebo. Cuando buscas diferencias en el efecto del tratamiento en ambos grupos descubres que el efecto ha sido el mismo, y que la homeopatía no ha funcionado mejor, o dicho de otra forma, ha funcionado solamente como efecto placebo. Sobre esto se ha estudiado mucho, de hecho una búsqueda en una base de datos de publicaciones da como resultado casi 5000 publicaciones en las que ningún estudio de doble ciego encuentra efecto mejor que el del placebo. De hecho la OMS reitera que no son tratamientos efectivos y los desaconseja en enfermedades potencialmente mortales, junto a ella un estudio independiente que pidió el gobierno concluyó lo mismo en 2011, incluso la Organización Médica Británica  llegó a definir la homeopatía como un tratamiento no distinto de la brujería.

Volviendo a la legislación que va a incluir los tratamientos homeopáticos en la farmacopea española,
Belén Crespo, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) dijo en una entrevista al País : “La legislación contempla dos tipos de medicamentos homeopáticos: los que quieren tener una indicación terapéutica determinada y los que no. Solo les solicitaremos que demuestren la eficacia si hay indicación terapéutica. Tendrán que presentar estudios sobre esa eficacia.“ Dicho de otra forma, bastará con indicar que no tiene indicación terapéutica para poder ser comercializado en farmacias, o demostrar que la tienen lo cual no difiere de la reglamentación actual sobre cualquier medicamento. Resulta para todos evidente que un medicamento ha de demostrar siempre su seguridad, calidad y eficacia, sin embargo la homeopatía podrá saltarse este último paso y comercializarse de la misma forma que puede comercializarse una piruleta dándole unos 600€ al estado y probando que no tiene efectos negativos. Recomiendo encarecidamente leer la entrevista entera, no tiene desperdicio ver como desprecia la necesidad de mostrar la eficacia de un medicamente solo porque sea seguro, incluso los controles de  seguridad cuando está tan diluido no requieren necesariamente estudios clínicos.


Pero la cuestión es ¿es esto razonable? ¿Por qué no iba a querer una empresa demostrar la eficacia de sus medicamentos? Cuando debates con defensores de la homeopatía, aparte de diluir tus argumentos,  suelen decir que a las grandes empresas no les conviene que algo tan barato como la homeopatía les desbanque curando a todo el mundo. Sin embargo lo que parecen desconocer es que las empresas que comercializan estos productos o son las mismas o son también grandes empresas que se comportan como tales. Un  ejemplo de esto, es un máster ofertado en la universidad de Valencia que entre otras empresas tiene a la multinacional empresa homeopatía Boiron de patrocinador (Recomiendo mirar el link para ver sus ingresos). Además de barato tienen poco, sobre todo teniendo en cuenta que son pastillas de azúcar.
Pero si no son peligrosos ¿Por qué ha de importar? La respuesta es muy simple, porque si lo son, incluso de forma directa. Si una persona decide tratarse con un placebo puede ocurrir que por omisión de un tratamiento efectivo tenga consecuencias más graves de las que debió tener si se hubiese tratado con algo efectivo, ejemplos recientes son un paciente vizcaíno que llegó al hospital con una crisis hipertensiva porque su médico decidió retirarle la medicación y darle homeopatía. Y otro ejemplo más triste es el de una madre canadiense que decidió tratar la infección de su hija con lo mismo, y su hija falleció.

Esta legislación es una puerta a una estafa, pero a una estafa muy extendida y en lugar de pararle los pies a las empresas que les sacan los cuartos a la gente que no tiene razón alguna para saber de medicina, les abren la puerta por un puñado de euros.
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                                                                                                   Guillermo Valera Marín